Pascua de los cristianos ortodoxos


Pascua de la Cruz en el Rótulo de Rávena

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En el cristianismo ortodoxo oriental, la fecha de la Pascua también varía, pero sigue un calendario diferente al gregoriano u occidental, con un desfase de 13 días. En el caso de los orientales, se utiliza el calendario juliano, lo que ocasiona que la Pascua ortodoxa caiga entre el 4 de abril y el 8 de mayo. En este año 2024, la Pascua oriental está fijada para el domingo 5 de mayo.

Sobre las diferentes fechas de la Pascua:
Preguntas frecuentes sobre la fecha de la Pascua

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San Jorge y el dragón

Jorge de Lyda, un santo pascual

Hacemos memoria, Señor,
de la pasión de nuestro Señor Jesucristo:
que, ofreciéndose a ti en el árbol de la cruz
como verdadero sacrificio,
después de quebrantar las puertas del averno,
al tercer día, con su cuerpo glorificado,
regresó vivo de entre los muertos,
y se apareció a sus discípulos triunfante.
Y así, por su muerte, te pedimos y rogamos
que quieras mostrarte benigno ante este sacrificio,
de modo que todos aquellos por los que se ofrece
se vean limpios de la levadura de la maldad
y, en la novedad del Espíritu,
puedan celebrar los sacramentos del gozo pascual.
R/. Amén.
(Oración eucarística: Post Pridie, IV semana de Pascua)

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Día de la tierra ’24


Confesamos cada domingo en el Credo que Dios es creador.
En el tiempo de Pascua celebramos que la Resurrección de Cristo
se manifiesta en esta creación que, con el trabajo humano,
nos proporciona los elementos para los sacramentos:
agua, aceite, pan, vino, etc.
Esperamos <cielos nuevos y tierra nueva>.
El lunes 22 de abril de 2024 se celebra la 54.ª edición del Día de la Tierra, una jornada para visibilizar la importancia de nuestro planeta y la conservación de sus ecosistemas en todos los continentes y océanos.
La Red del Día Mundial de la Tierra (Earth Day Network) recuerda que actualmente se producen 380 millones de toneladas de plástico cada año, mientras que solo el 9 % del producido hasta ahora se ha reciclado.
Bajo el lema “Planeta versus Plásticos”, la organización pide una reducción del 60 % en el uso de este material para 2040 con el objetivo de ayudar a combatir el cambio climático.

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Domingo IV de Pascua 2024


Epstein, Cristo resucitado, Buen Pastor (1917)

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PARA ORAR:
Es digno, Padre, que te alabemos por Jesucristo
a quien has enviado como buen Pastor
para llenarnos de vida con calidad y en abundancia.

Él ha ido por delante ofreciendo orientación.
Los sensibles escuchan su voz y le siguen
porque Jesús arenca admiración.

Él habla con voz firme y convincente;
busca el diálogo directo y llano con cada persona;
ninguna aventura personal le resulta extraña;
conoce a cada uno por su propio nombre…

Padre, te damos gracias por un pastor tan atento y servicial
que se devela por la oveja que se ha extraviado,
que sale a la búsqueda de las que no están
porque desea que su voz redentora llegue a todos.

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Con vestiduras blancas (<Ad Coenam Agni>)


Venera en Mérida (Extremadura)

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Revestidos de blancas vestiduras,
vayamos al banquete del Cordero
y, terminado el cruce del mar Rojo
alcemos nuestro canto al rey eterno.

La caridad de Dios es quien nos brinda
y quien nos da a beber su sangre propia,
y el Amor sacerdote es quien se ofrece
y quien los miembros de su cuerpo inmola.

Las puertas salpicadas con tal sangre
hacen temblar al ángel vengativo,
y el mar deja pasar a los hebreos
y sumerge después a los egipcios.

Ya el Señor Jesucristo es nuestra pascua,
ya el Señor Jesucristo es nuestra víctima:
el ázimo purísimo y sincero
destinado a las almas sin mancilla.

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Huevos y Conejos


Postal de 1907

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En la tradición católica centroeuropea, existe la leyenda del Conejo de Pascua.
Cuenta que un conejo estuvo encerrado en el sepulcro junto con Jesús y presenció su Resurrección.
Después de ser testigo del milagro, cuando salió de la cueva,
se le encargó difundir el mensaje de la Pascua (paso) a todos los niños,
regalando los tradicionales Huevos,
cuyo consumo había estado prohibido durante la Cuaresma, por la abstinencia.

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Alimentando…

Luego de la multiplicación de los panes, en su ansia por el alimento terreno, la multitud busca a Jesús. Comenta San Agustín:

«Jesús, a continuación del misterio o sacramento milagroso, hace uso de la palabra, con la intención de alimentar, si es posible, a los mismos que ya alimentó; de saciar con su palabra las inteligencias de aquellos cuyo vientre había saciado con pan abundante, pero es con la condición de que lo entiendan y, si no lo entienden, que se recoja para que no perezcan ni las sobras siquiera… «Me buscabais por la carne, no por el Espíritu». ¡Cuántos hay que no buscan a Jesús sino para que les haga beneficios temporales! Tiene uno un negocio y acude a la mediación de los clérigos; es perseguido otro por alguien más poderoso que él y se refugia en la iglesia. No faltan quienes piden que se les recomiende a una persona ante la que tienen poco crédito.

«En fin, unos por unos motivos y otros por otros, llenan todos los días la iglesia. Apenas se busca a Jesús por Jesús… «Me buscabais por algo que no es lo que yo soy; buscadme a Mí por mí mismo». Ya insinúa ser Él este manjar, lo que se verá con más claridad en lo que sigue…Yo creo que ya estaban esperando comer otra vez pan y sentarse otra vez, y saciarse de nuevo. Pero Él había hablado de un alimento que no perece, sino que permanece hasta la vida eterna. Es el mismo lenguaje que había usado con la mujer aquella samaritana… Entre diálogos la llevó hasta la bebida espiritual. Lo mismo sucede aquí, lo mismo exactamente. Alimento es, pues, éste que no perece, sino que permanece hasta la vida eterna»
(Tratado 25,10-12 sobre el Evangelio de San Juan).

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III domingo de Pascua ’24


<En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino
y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.
Y él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón?
Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona.
Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos,
como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?».
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros:
que era necesario que se
cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos
acerca de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y les dijo:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día
y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados
a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto>.

Lc. 24, 36-48

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